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De todo un poco y el caliz ensangrentado

03-08-2023 6:56 AM
  • Lo único bueno de Blade Runner 2049 es Ana de Armas. ¿Ok? Bueno, ya lo dije. Creo que Ryan Gosling hizo una pésima representanción de un replicante, Roy Batty y Deckard están tan avergonzados que se quedaron sin palabras. De hecho, creo que todo el parlamento de Roy Batty apunta en dirección contraria de lo que Ryan representa. Es posible que ese replicante, K, estaba realmente deprimido, y quién no, con un trabajo así. Pero esa era la idea todo el tiempo: que un humano no tuviera que hacer un trabajo deprimente. Lo cual termina siendo toda una ironía.
    Isaac Asimov con su serie de libros sobre los robots dice que en la sociedad del futuro, los humanos desecharán a los robots, y Yo, Robot es un primer alegato sobre esta tesis. De hecho, en su serie de libros Fundación, libros que recomiendo ampliamente, donde vemos a una sociedad humana ampliamente desarrollada miles de años en el futuro, no existen los robots. Yo no estoy del todo convencido de esta tesis porque hay un cierto consenso en que hay labores que deberían hacer los robots, siendo el trabajo de meter y sacar el equipaje de los pasajeros del avión la ocupación número uno que debe ser realizada por robots, y que los humanos cederan con mucho gusto.
    Lo segundo que se me ocurre son los robot prostituta, tal como se muestra en la película IA de Steven Spielbert, o en la película Hombre Bicentenario. Pero es inevitable que al ver y analizar el éxito que van a tener estas soluciones robóticas se extienda su uso al resto de la sociedad. Ha habido tecnologías que se hacen obsoletas (las fotos y el revelado de fotos, por ejemplo) pero los robots de una u otra forma encontrarán su lugar y permanecerán en el tiempo. Asi que Philip K Dick 1 Isaac Asimov 0.
  • Un interesante artículo sobre Wilfrid Voynich, el librero y misterioso personaje, quien fue el custodio del famoso manuscrito que lleva su nombre. Leo con perplejidad lo siguiente, en el hilo de discusión respectivo de Hackers News:
    Este tipo de ‘misterios sin resolver‘ me parecen intrigantes en el sentido de que invitan al lector a participar, a demostrar que es más listo que los que le precedieron.
    Cuando estudiaba, me atraían cosas como el Último Teorema de Fermat, o una demostración de NP Completo, o descifrar el Voynich, etc. Son retos mentales de primer orden.

    Debo admitir que tengo en mi poder todos y cada uno de los detalles relacionados al manuscrito Voynich, cada artículo que se ha escrito sobre él a lo largo de los años, en mi PC hay una carpeta con la imágen de todos los folios del manuscrito, otros documentos difíciles de encontrar sobre las más inverosímiles teorías sobre el manuscrito, intentos de descifrarlo, incluyendo algunos programas escritos por mi para buscar patrones secretos en el texto, etc. ¿Por qué?
    Algo similar con el último teorema de Fermat, he visto este documental varias veces, y básicamente me sé todos los altibajos que Andrew Wiles pasó para resolverlo, incluyendo cómo usar la conjetura Taniyama-Shimura, y todas las anécdotas que rodean el hecho.
    De esta forma me enteré de la historia de Yutaka Taniyama, un brillante matemático, que cometió errores en la dirección correcta (alguien puede imaginar lo acertado de esa afirmación, y el impacto que puede tener en nuestras vidas: nos equivocamos, todos los días, ese es un hecho de la vida, pero si nos equivocamos en la dirección correcta, al final, a pesar de los errores, todo termina bien), que finalmente condujeron a la conjetura que lleva su nombre (junto al matemático Goro Shimura).
    Esta conjetura es una idea tan loca y descabellada, pero increíblemente acertada: las bellas curvas eliptícas que viajan armoniosamente por el espacio prodigando elegancia y distinción están intimamente relacionadas con las horribles formas modulares: una vez más lo hermoso y lo feo están unidos de forma irreparable, de tal forma que si algo hermoso lo forzamos a su límite, se convierte en feo e, increiblemente, viceversa.
    La historia de Taniyama tomó un giro inesperado cuando cometió suicidio, dejando una nota que me ha perturbado desde que la leí por primera vez: “En cuanto a la causa de mi suicidio, yo mismo no la entiendo muy bien, pero no es el resultado de un incidente en particular, ni de un asunto específico…”

    Estaba pensando en otras cosas que llaman mi atención de esa forma (el manuscrito Voynich y el Teorema de Fermat) y mi mente divagó y encalló, inevitablemente, en Pakal.
    K’inich Janaab’ Pakal fue un rey maya del siglo VII en Palenque, una de las más hermosas ciudades mayas, ubicada al sur de Mexico. Contribuyó grandemente al esplendor de Palenque, y logró una posición hegemónica entre los reinos vecinos. Su labor como gobernante se “caracterizó por haber impulsado el crecimiento de la obra arquitectónica de Palenque y por haber iniciado los registros jeroglíficos de su historia dinástica.”
    Pero lo más relevante, en mi opinión de Pakal, es la lápida de su sarcófago. Si tú no ves a un personaje en una nave espacial, presionando palancas y pedales, respirando por un tubo, y mirando por un monitor, míralo de nuevo. Hasta se distinque a la derecha el cohete a reacción y las llamas.

Pakal navegando por el espacio

  • Yo sé que esto es más del estilo Erik Von Daniken, pero igualmente es algo que ha ocupado mi atención por muchos años.
  • Una mente abierta es como un paracaidas: no funciona si no está abierto” (atribuido a Frank Zappa). No sé cuántas veces he leído eso, de las personas que en mi opinión, tienen mente cerrada. Lo que me recuerda el dicho popular “dime de que presumes y te diré de qué adoleces” (no sé si es así, si no es así, es, entonces, un dicho que acabo de inventar). Estaba leyendo casualmente un cuento de alguien que le estaba haciendo una entrevista (o solicitando una entrevista) a un autor famosamente desconocido [0], y comienza el relato diciendo “Lo esperé y cuando salió del auditorio, le dije mis intenciones. Está bien, respondió, rascándose la calva incipiente“. El cuento sigue con la entrevista en sí, con alusiones aquí y allá a lo famoso que era el autor, y como persona famosa, pues hace cosas que comunmente hacen las personas famosas, como olvidarse de la entrevista porque estaba reunido con mucha gente, con muchísima gente”. Al final, el relato venía acompañado de una foto de los dos personajes con cabelleras abundantes y exuberantes.¿Y entonces, qué pasó con “la calva incipiente“?
    Al principio pensé que todo aquéllo era en realidad una fábula. Y me acordé de Frank Zappa. A veces nos vemos confrontados por cosas que no nos gustan, o que encontramos inverosímiles, y ni siquiera le damos una oportunidad. Quizás el autor si era famoso en su época, por qué no, quizás las fotos eran mucho antes de la entrevista. Quizás debería ocuparme de mis asuntos, tú sabes, con la mente abierta en otras cosas.
    [0] Eduardo Cobos, “Postales de un sparring”
  • Lo que me lleva al siguiente tópico, que, como ya recalqué, voy a considerar con la mente abierta, más abierta que el mar. El rumor de que en la nueva versión de Blanca Nieves y los 7 enanitos, ella no es blanca y ellos no son enanitos, y el Príncipe Encantador fue cancelado y eliminado de la historia, es lo más woke de todas las cosas woke, maybe ever. Esto está fuera de control y hace tiempo que se convirtió en algo ridículo. ¿Por qué simplemente no sacan una nueva historia que se llame Black Transformer, donde la protagonista es un transformista y los siete enanitos son 7 reinas drag? Sería, al menos, más honesto, y yo la vería con más agrado. Quien sabe, a lo mejor sale algo que valga la pena. La película donde John Leguisamo, Patrick Swayze y Wesley Snipes salen vestidas de mujer, fue increíble, la disfruté al máximo y me pareció genial su mensaje. Y no tuvieron que destruir historias infantiles para ello. Hablando con la mente abierta, claro.
  • En la escena en Harry Potter y el misterio del principe (Half-Blood Prince in english) donde Harry, Hagrid y Horace asisten al funeral del rey de las arañas, Aragog, Hagrid menciona a “aquéllos que lo conocieron en vida”). Harry permanece inmutable: en realidad tuvo un encuentro con él en la Cámara de los Secretos, donde Ron tuvo un ataque de pánico y Aragog dice que se los tiene que comer porque está en su naturaleza hacerlo (“Mis hijos e hijas no le hacen daño a Hagrid, por orden mía. Pero no puedo …negarles carne fresca, cuando deambula tan voluntariamente entre nosotros…“) Pero Harry no dice nada, por ejemplo, “yo lo conocí en vida” o algo por el estilo. Tampoco en el libro, aunque toda esta secuencia es muy distinta en el libro.
    Lo que me lleva a mencionar las diferencias en la adaptación de estos libros. Es un meme la secuencia cuando Dumbledore le pregunta a Harry si él metió su nombre en el cáliz de fuego: en la película se lo pregunta agresivamente, en el libro calmadamente. Viendo la película uno puede entender la reacción de Dumbledore, leyendo el libro, se puede entender que lo hiciera calmadamente. He estado pensando en escribir comentarios sobre la adaptación de los libros, y de hecho ya tengo bastante notas, pero en realidad, no creo que tenga sentido, son dos diferentes maneras de contar una historia que se juntan de vez en cuando. Por ejemplo, en la primera parte de Las reliquias de la muerte cuando Harry y Hermione pasan todo ese tiempo solos en la tienda, uno no puede dejar de pensar que la situación resulta ridícula por lo lento de las escenas, donde se siguen unas a otras sin que realmente pase algo, y parece toda una insinuación reticente que finalmente se van a justar y van a establecer una relación más allá de la amistad de colegio. El director, David Yates, debe haber reflexionado mucho sobre lo ridículo de la situación desde la perspectiva del espectador ingénuo que no le está prestando mucha atención al tema serio y grave de los horocruces, y cómo encontrarlos y destruirlos, sino más bien a la relación entre Harry y Hermione y cómo es que jamás hubo un coqueteo inocente entre ellos, lo cual, por supuesto, adultos como somos, sabemos que es imposible, porque el coqueteo entre una mujer y un hombre que pasan años juntos, y que por cuestiones del destino, quedan confinados a una tienda en el bosque, donde permanecen solos durante meses, es una fuerza tan indetenible como las mareas, las tormentas solares, los meteoros y los rayos y tormentas. Así que para complacernos, pervertidos como somos, repentinamente aparece la escena del baile de Harry y Hermione, que por supuesto no está en el libro. Pero, para nuestra infinita frustración, el baile termina, cada quien mira para otro lado, y el beso apasionado no aparece por ninguna parte. Es, al final, una reafirmación de la relación de Hermione y Ron, que Harry respeta comportándose como lo que es, un buen amigo. Y un personaje de una historia de ficción.