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Hombres en fuga

16-06-2024 1:04 PM

A veces salgo a caminar alrededor de las 10:30 am, principalmente para ejercitar las piernas. Debido a mi trabajo, a que me gusta escribir (y jugar World of Warcraft) paso demasiado tiempo sentado y si no hago ejercicios, eventualmente me comienza a doler una de las piernas. Es un dolor intenso y que puede durar varios días. Pero si hago ejercicio, este dolor nunca aparece. En mis caminatas me dedico a meditar, soñar despierto, y mirar con detenimiento a lo que normalmente no le prestaría atención. Siempre están los viejitos que me miran de reojo, como acordándose cuando tenían mi edad. O las viejitas que critican con la mirada mi vestimenta deportiva y me tuercen los ojos acusándome de todo tipo de delitos, como si yo fuera la oveja negra de la familia. Están los que salen a pasear al perro, y lo persiguen y lo regañan, con la ilusión de que son los amos, cuando en realidad, son los perros los que dan las órdenes y deciden para dónde y a qué velocidad van a correr. Finalmente están los que no tienen nada que hacer y salieron a pasear. Te miran y te examinan, formulando preguntas inverosímiles en su cabeza, buscando alguna razón adicional para ignorarte con más fuerza.

También están las familias, con los niños en desórden como persiguiendo el viento, la mamá con la tía o con la abuela en cacofónica conversación, misma que la mayor parte del tiempo es imposible de seguirle el ritmo. El padre de la familia me mira con envidia, porque yo estoy solo y no tengo que pasar por todo aquello, pero inmediatamente se recompone y cambia la actitud y me mira con altivés, despreciando mi condición de hombre solitario y feliz.

Y entonces, están los hombres en fuga, sentados en un banquito, solos, mirando el infinito con esa mirada perdida, sobándose en desesperación la nuca, y mirando a todas partes esperando no ser descubiertos. Yo los miro con curiosidad porque mi sentido arácnido me ayuda a identificarlos con rapidez y certeza. Son inconfundibles. No miran el celular, no ven a las personas a la cara, sino que insisten en ocultar su rostro y su mirada como si hubieran hecho algo malo. No están esperando algo particular, ni a alguien especial. Están desamparados y toda su estampa es la de un refugiado en un país extraño y hostil.

Los hombres en fuga se reconocen fácilmente porque quedan en evidencia: una mujer nunca actuaría así. Las mujeres siempre están acompañadas, u ocupadas, o haciendo ejercicio, o sentadas pero esperando a alguien. Tienen un lenguaje corporal diferente para cada caso.

A veces me pregunto qué tipo de eventos puede llevar a un hombre a escaparse de su casa y de su vida, y preferir sentarse en un banquito que enfrentar esos eventos, o esas circunstancias. Preferir sentarse en un banquito, en vez de ver la televisión, o leer la prensa, o hacer un crucigrama, leer un libro, hablar por teléfono cosas importantes, o simplemente quedarse en la cama mirando el techo, o mejor aún, durmiendo. Es de mañana e ir a un bar no es una opción, por lo demás, estos hombres normalmente no son el tipo de hombres que irían a un bar.

El hombre en fuga es un hombre desesperado porque pase el tiempo y suceda algún suceso que le permita regresar a su casa y a su vida y que mágicamente todo se haya resuelto. Y entonces me acuerdo que hoy es el día del padre, y asumo y reconozco la gravedad de la situación, que al menos hoy, no debería tomar a la ligera, o en forma divertida. Esto no es para juegos ni para bromas. Sigo mi camino por supuesto, porque preguntarle sería inútil, o bochornoso, porque el hombre en fuga, al verse descubierto, es capaz de cualquier cosa, incluyendo, ponerse a llorar. Y reconozco que tengo muchas habilidades y destrezas, pero consolar a un hombre desvalido y abrumado por los eventos y circunstancias de su vida no se encuentra entre ellas.

Me despido del hombre en fuga que vi hoy, quizás uno de los más quebrantados que he visto, porque momentáneamente pude verlo a los ojos y descubrí lo atribulado que estaba. Espero que resuelva sus problemas, y espero que no lo haga como lo hice yo, mandando para el demonio a todo el mundo. Porque cuando haces eso, eres tú el que tendrá al demonio de compañía el resto de tu vida.

Feliz día del padre.